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Girasoles

Nuestra alumna Sara de 4º de E.S.O., fue la segunda clasificada en el concurso “Qué bello es vivir en mi pueblo” organizado por la Universidad de Zaragoza con este emotivo relato. Esperamos que lo disfrutéis.

GIRASOLES

Natalia era una adolescente de diecisiete años, que perdió a su padre hace dos años en un accidente de coche. Es algo que no ha superado todavía y que cree que no va a superar nunca, es algo con lo que tiene que aprender a vivir aunque le duela. Los primeros años de Natalia sin su padre fueron muy duros, Natalia se aisló de sus amigos y de su madre, se encerraba en ella misma pero, poco a poco, las volvieron  a la normalidad. Todos los años, desde su muerte el uno de noviembre, el día de Todos los Santos, madruga y se va sola en autobús hasta el cementerio donde se encuentra su padre, compra un ramo enorme de girasoles, pues estos las plantaba su padre en el jardín y le decía  a Natalia que eran sus flores favoritas. 

Así que el 1 de noviembre de 2022, como en los años anteriores, Natalia se levanta pronto, se viste con unos pantalones blancos y un jersey negro, se hace el moño bajo que a su padre le encantaba y se dirige a una cafetería antes de coger el autobús. En la enorme cola de la cafetería, Natalia no puede evitar recordar momentos maravillosos con su padre y  rompe a llorar; se le corre el rimel por la cara y no consigue parar. Una señora que espera en la fila, se acerca a ella y le ofrece un pañuelo para que se limpie la cara, y le dice que todo está bien. Este simple gesto de darle un pañuelo y decirle esas palabras hace  que Natalia se sienta mejor. 

Cuando termina el café, se dirige hacia la parada del autobús; Natalia está tan metida en sus pensamientos que se tropieza y cae en la acera, la gente de alrededor no duda en ayudar a Natalia a levantarse y se preocupan por cómo está, Natalia se levanta y, aún un poco aturdida, dice gracias y sigue andando hasta la parada. 

Cuando se va a montar, se da cuenta de que se ha olvidado la tarjeta, se pega un manotazo en la frente y baja del autobús; antes de que se cierren las puertas, la persona sentada más cerca del conductor, le dice a Natalia que suba al bus, que él lo paga, Natalia le da mil gracias  al señor y se sienta en los últimos asientos, se pone los cascos y empieza a escuchar sus canciones favoritas. 

Natalia no sabe muy bien qué pensar, no le paran de pasar cosas ese día y piensa que por qué tiene que ser justo ese día en el que quiere que todo salga perfecto. Se baja del bus y va a llamar a su madre para avisarla de que ya está allí , pero el móvil se le queda sin batería, así que decide dirigirse a la tienda al lado del cementerio en la que iba a escoger los girasoles más grandes que hubiera, coge casi todos los que hay y hace dos enormes ramos de flores, en los que añade una pequeña nota que pone “de tu pequeña”. 

Cuando va a pagar se da cuenta de que los ramos cuestan demasiado y está a punto de  devolver algunos girasoles; le pregunta la cajera que para quién son, Natalia le dice que para su padre y, al ver la cara de la cajera, ella nota cómo le están saliendo las lágrimas de los ojos. Ella le dice que no deje ningún girasol, que ella misma se los regala. 

Natalia, sollozando, le da un abrazo enorme y va al cementerio. Cuando llega  a la tumba de su padre, deja los enormes ramos de flores en la tumba, se sienta y empieza a hablar con él; le cuenta cómo le van las notas en el instituto, también le habla del pequeño bajón del que se está recuperando, de su relación con su madre, con los amigos… le cuenta lo mucho que lo echa de menos y todo lo que se acuerda de él… Así se pasa un par de horas, hablando al lado de la tumba de su padre, con los ojos llorosos pero con una amplia sonrisa.Hasta que decide que es hora de volver. Con mucho respeto pide a una señora hacer una llamada y esta, sin dudarlo, le deja. Natalia llama a su madre y le pide por favor que vaya  a buscarla, que le han pasado mil cosas y no tiene ni tarjeta  de bus ni batería. Su madre la va a recoger y las dos juntas en el camino hacia casa, no paran de contar anécdotas, reír, llorar…  

Llegan a casa y ven su película favorita, además de vídeos de celebraciones de Navidad, todos cantando villancicos, Natalia y su padre bailando… Cuando acaba el día y Natalia se va a dormir, empieza a reflexionar y se da cuenta de que le habían pasado muchísimas cosas y, si no hubiera sido por todas las personas que han empatizado con ella y la han ayudado, no le habría podido llevar los dos enormes ramos de girasoles a su padre. Empieza a llorar emocionándose y se promete que siempre siempre, siempre, ayudará a todo el que pueda empatizando con la persona, como le  había ocurrido a ella  ese día.

Años más tarde, Natalia crea una organización que ayuda a personas que lo 

necesitan y le da el nombre de  GIRASOL; es muy conocida no solo en España sino 

también en Europa; en esta organización se organizan charlas difundidas sobre todo en colegios y en institutos, para enseñar desde pequeños la importancia que tiene la empatía, cómo se logra  empatizar con los demás y cómo ayudar a otros en sus diferentes realidades, la tuya ..